Es por gracia que habéis sido salvados


Esta es una verdad bíblica aceptada como tal, pero no creída vitalmente. 

¿Porqué?

 Porque de hecho rehusamos a morir a nosotros mismos en virtud de la muerte de Jesús. Y sin esta muerte ninguna de las heridas espirituales psíquicas no quedan totalmente curadas en sus raíces. Dice san Pablo: Estoy crucificado con Cristo, yo vivo, pero no yo, es Cristo quién vive en mí. Aquello que vivo ahora en la carne lo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. Yo no rehusaré la gracia de Dios, ya que si la justificación viene de la ley, es en vano que Cristo ha muerto (Ga 2, 19-21). Estas palabras del apóstol no son para ser meditadas intelectualmente sino experimentadas espiritualmente, es decir, por una gracia del Espíritu Santo.

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