Las mentiras del diablo

Las mentiras del diablo

1) El diablo quiere evitar de todas todas que el paciente pueda creer que Dios puede y quiere sacar bien de su mal. Para conseguirlo se vale de toda clase de porqué. Porque esto?, porque esto otro?, y entonces porqué?... No olvidemos que el diablo es todo él, orgullo y rebelión y nada mas sabe encomendar orgullo y rebelión. Hay quien quiere que no sea verdad que Dios pueda y quiera sacar bien del mal, porque entonces no tendría motivo para acusarlo. Su resentimiento hacia Dios, que ha permitido su situación, es demasiado grande y ya comienza a ser diabólico

2) Otra cosa que el diablo quiere es que el paciente piense que ha de poder disfrutar de aquello que se ha visto privado y tener lo que tienen los otros, para ponerse bien. Si piensa así rehusa de hecho la curación que Dios le quiere dar, la que él necesita., la suya la única que le hará realmente feliz. Entonces Jesús ya no puede convertirse para él en el único bien totalmente deseable. En el tesoro escondido y la perla fina del Evangelio. Este deseo de querer tener lo que tienen los otros o algunos otros hacer desear a menudo, "la luna en una cueva" es decir querer tener aquello que ya no es tiempo de poder conseguirlo. Pensaría que los esquizofrénicos o algunos de los esquizofrénicos se encuentran en esta situación. Mantenerse así es seguirle el juego al maligno. Es lamentable, el paciente pide una y otra vez oración de intercesión, pero no se cura, porque vive cerrado a la curación que realmente necesita, y prefiere tomar pastillas y esperar "la luna en una cueva".

3) De nosotros mismos nos agrada creer que tenemos méritos y que tenemos mas que los otros. Es este el terreno por donde se desliza sigilosamente el enemigo. Nos hace creer que tenemos razón, que tenemos todo el derecho de sentirnos doloridos por las actitudes de los otros, y desde un orgullo camuflado, nos irritamos contra uno y contra el otro, ya no es contra Dios mismo. La irritación contra Dios la manifestamos en forma de queja: " Dios mío, es que no paras!, Después de un pescozón, otro y otro. Yo ya no puedo más. No sé que te he hecho". Eso de nuestros méritos es una mentira, es como un dulce envenenado, el diablo propina de derecha a izquierda. Nuestro orgullo ve un dulce pero es una píldora de muerte. Exageramos? De donde viene si no todas las divisiones y defecciones dentro mismo de la Iglesia y de las iglesias.

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