La Muerte de Cristo

Que vive, que siente que experimenta, el que en un momento determinado recibe la gracia de morir a sí mismo en virtud de la muerte de Cristo?

Primeramente hace falta advertir que como más auténtica y profunda sea esta gracia, la transformación que la persona recibe es evidente y permanente.

· liberación de pecados y de vicios.

· Un gran arrepentimiento de haber ofendido a Dios en la seguridad del perdón y una gran paz.

· Se hace presente el amor misericordioso del Padre y de Jesucristo. La persona se siente feliz, y no cree
que le falte nada más.

· Siente que ama a todos y se siente puro.

· Comprende que todo lo que le pasa es gracia sin que haya tenido ningún mérito. Todo le viene de la
Cruz de Jesús.

· Quiere con toda el alma ser conducida por el Espíritu Santo no por su propio querer.

· Sabe que la curación ha comenzado a actuar en la raíz de sus heridas y que si ella persevera bajo la
influencia del poder de la Cruz, no solo sus heridas se curarán, sino que irán convirtiéndose en vida
nueva, como las del Resucitado.

· Todo pensamiento de mérito personal y de comparación con los otros es estremecedor, porque tiene una gran sensibilidad para discernir aquello que viene de la Cruz y lo que viene del maligno.

Aquí podríamos añadir todos los frutos de la nueva vida que tenemos en Cristo Jesús, porque todos provienen de la savia de la Cruz. Los que hemos señalado tienen una relación directa con el hecho de morir con Cristo, los otros tendrían una relación directa con el hecho que, habiendo muerto con Cristo, ahora vivimos con Cristo, de Cristo y en Cristo.


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